Nacimiento del Río Mundo

Entre los puntos naturales más impactantes de la provincia de Albacete, se encuentra el nacimiento del río Mundo, situado al sur de la capital albaceteña y en la parte más septentrional del Parque Natural Sierras de Cazorla, Seguro y las Villas, uno de los Parques Naturales más grandes de toda la Península Ibérica.

El otoño es un buen momento para visitarlo, ya que con las precipitaciones se produce el popular reventón. Es el momento en el que revientan los chorros del río Mundo con su característico estruendo y la cascada presenta más caudal. Este fenómeno suele producirse después de la época de lluvia.

El Parque Natural de los Calares del Río Mundo está formado por varios parajes: el Calar del Mundo, el Calar de en Medio, los Chorros del río Mundo, el Poljé de la Cañada de los Mojones, la sierra del Cujón y el Calar de la Sima.

Es precisamente en los Chorros del río Mundo, donde se produce el nacimiento. Se trata de una cueva de la que salen litros y litros de agua que al poco caen a través de una cascada de más de 100 metros de altura provocando un ensordecedor estruendo en la zona. Ver este espectáculo es toda una experiencia para quienes ya han tenido la posibilidad de vivirlo. Para ser testigo de él no es necesario ningún tipo de permiso, el acceso es libre y gratuito. Eso sí si la experiencia la quieres vivir aún más de cerca, subiendo a la cueva, es necesario tramitar un permiso en la Delegación de Medio Ambiente de Albacete.

Este fenómeno es único en España dado que la cueva de la que procede el agua es de origen kárstico. La fuerza e intensidad con la que sale el agua al exterior es tal que se asemeja con una manguera expulsando agua a presión.

El reventón no tiene una fecha fija, suele coincidir con la subida de las temperaturas, al inicio de la primavera o incluso a principios del mes de marzo, si el invierno no ha sido excesivamente frío. En estos momentos el agua expulsada puede ser incluso hasta 100 veces mayor al que cae por la cascada durante todo el año, calculándose que llegan a desaguarse más de 80.000 litros por segundo. Es la fuerza y la presión con la que sale el agua, que al aterrizar en la superficie, se genera una especie de neblina que impide al sol llegar hasta la zona, creándose una estampa lúgubre y de misterio.